En esta época del año estamos en plena temporada de fresas y de un zapato clásico y atemporal: los zapatos náuticos Callaghan.
Es esencialmente un modelo de zapato de corte mocasín realizado en una gruesa piel de vacuno de calidad que con el paso del tiempo envejece noblemente adquiriendo un aspecto muy característico. Las diferencias de tonalidades y textura que pueden apreciarse en ocasiones son debidas a la excelente calidad de la piel empleada y a la curtición natural de esta materia viva.
Resulta un zapato muy adecuado para estas fechas, ni demasiado frío ni demasiado calor. Transpira muy bien cuando el calor aprieta, gracias a la su piel natural y a su pala cosida tipo mocasín. Un par de calcetines de mezcla son ideales con este zapato si vais a caminar mucho.
Su piso alto de goma color caramelo nos aísla de las inclemencias en caso de tiempo cambiante más fresco y su forro de piel de badana por todo el interior del zapato, hará frente a los chubascos primaverales mejor que otros modelos sin forrar o con forros de algodón.
Si los llevamos al campo, caminaremos muy cómodos por caminos y/o pistas sin asfaltar. Es su terreno natural. Y en el asfalto tienen su habitat.
Cuídalos con una crema o betún de color marrón que los encere y abrillante y te durarán años con buen aspecto. Si los usas para el trabajo y/o en ambientes difíciles para el calzado y te importe menos su pinta, quizás prefieras impermeabilizarlos con alguna grasa de caballo que los proteja de la humedad.
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